CONSTRUCTIVO

La importancia del diseño de contenidos en la formación e-learning

Una de las necesidades más evidentes a la hora de diseñar una acción formativa basada en metodología e-learning es disponer de contenidos específicamente concebidos para este entorno digital. Si realmente queremos aprovechar todas las posibilidades que ofrece Internet y las tecnologías actuales, ya no basta con recurrir a modelos obsoletos como documentos en Word, PDFs o presentaciones en PowerPoint simplemente volcadas a HTML.

En los entornos virtuales donde la figura del docente pasa a desempeñar un rol más de guía o facilitador del aprendizaje autónomo del alumno, los contenidos didácticos se convierten en el verdadero eje del proceso formativo. En lugar de ser la fuente principal de conocimiento, el profesor acompaña, motiva, resuelve dudas y supervisa el avance. Por eso, la calidad didáctica, funcional y estética de los materiales que recibe el alumno adquiere una relevancia decisiva.

El alumno, a menudo en solitario, se enfrenta a estos contenidos. De ahí la necesidad de que estos estén cuidadosamente diseñados y respondan a una serie de características esenciales para cumplir su función:

  • Actualizados: Los contenidos deben reflejar el estado más reciente del conocimiento. La obsolescencia puede afectar gravemente la calidad formativa, sobre todo en áreas tecnológicas o legislativas.
  • Adaptables: La secuencia didáctica no debería ser igual para todos. La incorporación de pretest y recorridos formativos diferenciados permite ajustar el nivel de dificultad y mejorar la experiencia del alumno, evitando frustración o desmotivación.
  • Atractivos y visuales: El contenido debe captar la atención desde el principio. El diseño gráfico y el uso de elementos visuales (ilustraciones, esquemas, iconografía clara) ayudan a reforzar los conceptos y a mantener el interés.
  • Multimedia: La combinación equilibrada de texto, audio, vídeo, animaciones y locuciones permite una presentación más rica y efectiva. No se trata solo de “decorar”, sino de reforzar la comprensión mediante diversos canales sensoriales.
  • Interactivos: El alumno no debe ser un mero espectador. La inclusión de actividades, simulaciones, ejercicios prácticos y juegos educativos favorece la participación activa y mejora la retención del conocimiento.
  • Prácticos y contextualizados: Los contenidos deben estar ligados a situaciones reales o relevantes para el alumno, con ejemplos aplicados y casos prácticos que faciliten la transferencia al entorno profesional.
  • Claridad y síntesis: La lectura en pantalla exige un lenguaje directo, claro y conciso. El contenido debe ser fácil de leer, evitando tecnicismos innecesarios y estructuras complicadas.
  • Autosuficientes: En escenarios donde la tutorización es mínima, los contenidos deben incluir ayudas, tutoriales, preguntas frecuentes, explicaciones de iconos y navegación intuitiva para que el alumno pueda avanzar sin barreras.
  • Evaluables: Es fundamental que el alumno conozca su progreso. Las autoevaluaciones interactivas, con retroalimentación inmediata, son clave para detectar errores y afianzar el aprendizaje.
  • Enriquecidos con recursos didácticos: Esquemas, glosarios, notas al pie, enlaces externos, archivos descargables, mapas conceptuales… Las posibilidades son muchas, y deben usarse con sentido pedagógico.
  • Compatibles con plataformas estándar: Desde el punto de vista técnico, los contenidos deben cumplir con estándares como SCORM o xAPI para asegurar su integración con plataformas de gestión del aprendizaje (LMS) y facilitar su reutilización.

Diseñar contenidos con estas características requiere una inversión en tiempo y recursos, así como la colaboración de un equipo multidisciplinar: pedagogos, diseñadores instruccionales, expertos en la materia, desarrolladores, ilustradores, editores de vídeo y audio, entre otros. Se trata de una tarea compleja, pero que redunda directamente en la calidad del aprendizaje del alumno y en la eficiencia del proceso formativo.

En definitiva, los contenidos son una de las piezas clave del e-learning, junto con la metodología, la plataforma tecnológica y la función docente. Descuidar cualquiera de estos elementos compromete el éxito de la acción formativa. El contenido online no es un simple material convertido a digital: es un recurso didáctico interactivo, autónomo, visual y diseñado para enseñar en el entorno digital.

Funciones de la Evaluación en la Formación

La evaluación cumple funciones para cada uno de los sujetos que intervienen en el proceso.

Funciones de información y acción para el docente:

  • Le ayudan a comprobar si el alumno/a ha superado los objetivos marcados.
  • Puede examinar las causas que originan las deficiencias en el logro de los objetivos.
  • Permiten formular nuevos objetivos, identificando los problemas que han surgido en el procedimiento seguido e identificando la metodología más adecuada para utilizar por el docente.
  • Se puede reelaborar la estrategia docente.
  • Aporta datos para reflexionar sobre la labor docente.

Funciones motivadoras para el alumnado:

  • Ayuda al alumnado a conocer sus debilidades y deficiencias para poder superar los objetivos de la programación.
  • Potencia la participación del alumno/a en su propio aprendizaje.

Además, podemos distinguir otras funciones como son:

  1. Diagnóstica. La evaluación puede utilizarse con la finalidad de conocer el nivel de conocimientos y habilidades que de entrada tienen los alumnos y alumnas. La función diagnóstica no solo se emplea en la evaluación inicial, sino que también se aplica cada vez que se determina el nivel de aprendizaje y se establecen las acciones correctivas, necesarias para el logro de los objetivos.
  2. Predictiva. Es una función de la evaluación inicial. A partir de los resultados obtenidos en la evaluación inicial se puede predecir o pronosticar las posibilidades del alumnado al finalizar la acción formativa.
  3. Orientadora. Al evaluar al alumnado podemos orientarle para que descubra cuáles son sus posibilidades de desarrollo.
  4. Sumativa. La función sumativa se lleva a cabo, cuando al finalizar la acción formativa se suman diferentes evaluaciones y se determina el rendimiento de los alumnos y alumnas.
  5. Control. La evaluación del alumnado nos permite controlar su progreso educativo.
  6. Formativa. La función formativa se practica cuando se plantea una evaluación continua, de manera que se comprueba a lo largo de toda la acción formativa que el grupo de alumnos van consiguiendo los objetivos.

Empatía del docente

La empatía en la docencia es la capacidad de ponerse en el lugar del alumno/a y crear relaciones de equilibrio y armonía en el aula. La empatía ayuda entre otras cosas a:

  • Resolver conflictos en el aula.
  • Un docente empático, transmite a sus alumnos esta capacidad de empatía y sirve como modelo de actitud positiva, control de sus emociones, lo que ayudará al alumno/a, a adquirir estas capacidades.
  • Un docente empático tiene mayor facilidad en establecer límites y guiar al alumno, orientándole en el aprendizaje.
  • La empatía del docente crea un clima en el que el contenido de la materia es captado más fácilmente por el alumno, pues se mostrará más receptivo a todo lo que el profesor pretenda enseñar.
  • La empatía es además, una de las actitudes y valores a transmitir a través de la enseñanza, de manera que en múltiples materias se trata de un objetivo transversal, por tanto, habrá que prestarle especial interés.

Estrategias motivadoras del formador/a

Algunas estrategias motivadoras que el/la formador/a puede poner en marcha:

  1. Hacer responsable al alumnado de su propio aprendizaje, dirigiéndolo hacia el aprendizaje autónomo.
  2. Permitir el desarrollo personal del alumnado.
  3. Organizar de tal forma el aprendizaje que cada alumno/a pueda superar los objetivos de aprendizaje.
  4. Hacer la materia lo más atractiva posible, personalizándola, provocando dudas y reflexiones, con contenidos variados y útiles, etc.
  5. Reforzar los logros conseguidos.
  6. Crear un ambiente propicio.
  7. Hacer partícipes a los/as alumnos/as de la planificación y la evaluación.

En último lugar, hay que decir que para hacer un buen uso de las estrategias motivadoras es imprescindible conocer a los/as alumnos/as.

El docente motivará cuando:

  • Explica a sus alumnos/as los objetivos educativos previstos en cada sesión formativa.
  • Describe los conocimientos que se pretenden transmitir relacionándolos con las actividades que se van a realizar.
  • Plantea las actividades de forma lógica y ordenada.
  • Se proponen actividades en que el alumnado utilice distintas capacidades para su resolución.
  • Toma los errores como nuevas oportunidades de aprendizaje y como momentos enriquecedores.
  • Fomenta la comunicación entre los alumnos y las buenas relaciones, realizando tareas de grupo.
  • Plantea el razonamiento y la comprensión como la mejor herramienta para la resolución de actividades y conflictos.
  • Aplica los contenidos y conocimientos adquiridos a situaciones cercanas a los alumnos y alumnas.

¿Cómo atraer la atención del alumnado?

Algunas de las estrategias que el/la docente puede seguir a la hora de captar la atención de sus alumnos y alumnas son:

  • Plantear preguntas que ayuden al alumnado a reflexionar sobre el tema.
  • Avisar sobre la importancia de un punto que se esté impartiendo en clase.
  • Utilizar ejemplos que conecten lo actual y la nueva información.
  • Hacer las clases variadas, participativas y prácticas.
  • Reforzar positivamente la atención y participación.
  • Enlazar los contenidos.
  • Tener en cuenta los intereses y las motivaciones del alumnado a la hora de explicar la materia.
  • Explicar los objetivos a superar al introducir la unidad didáctica.

Aprendizaje significativo

El aprendizaje significativo incide en la idea de que para aprender es necesario relacionar los nuevos aprendizajes con las ideas previas del alumnado. Esta corriente también se denomina Teoría constructivista. Según el aprendizaje significativo, el aprendizaje es construcción de conocimiento donde unas piezas encajan con las otras en un todo coherente. Por tanto, para que se produzca un auténtico aprendizaje, es decir, un aprendizaje a largo plazo y que no sea fácilmente sometido al olvido, es necesario:

  1. Conectar la estrategia didáctica del profesorado con las ideas previas del alumnado.
  2. Presentar la información de manera coherente y no arbitraria. Los procesos deben presentarse de una forma lógica. Los contenidos deben ser comprensibles para los alumnos y alumnas. El docente tiene un amplio campo de actuación en este sentido. La eficacia del profesor y de la actividad didáctica se demuestra con lo que el alumno aprende, con el cambio que se presenta en el sujeto, debido a la actividad realizada por el docente.
  3. Construir, de manera sólida, los conceptos, interconectándolos unos con los otros, en forma de red de conocimiento.
  4. Crear un proceso de aprendizaje en que se modifiquen los esquemas de conocimiento. El mismo proceso de adquirir información, produce una modificación tanto en la información adquirida como en la estructura cognoscitiva.

EI aprendizaje ha de ser significativo, es decir, que adquiera la propiedad de ser un aprendizaje a largo plazo.